Berlanga, mucho más que arroces para cinéfilos.

Begoña A. Novillo15/02/2022
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El restaurante Berlanga, el proyecto personal de José Luis García Berlanga (hijo del gran cineasta), es uno de los restaurantes que mejor se adapta a los diferentes momentos en torno a una mesa, siempre sobre una base de cocina de mercado, con arroces y raciones de corte mediterráneo como puntas de lanza.

Ubicado en la calle Menéndez Pelayo, 41, a orillas del Retiro –conjunto recientemente declarado patrimonio cultural por la Unesco–, Berlanga ha conseguido posicionarse, en sus dos años de vida, como un referente en arroces (y otras exquisiteces).

Encontramos dos salones conectados por una barra, que suman 280 m2 y permiten acoger a 80 comensales. El primero de ellos, presidido por un fabuloso mueble vitrina traído de la casa familiar y en el que destaca la colección de libros de Luis García Berlanga, funciona como comedor principal, y el segundo, al fondo, como zona más informal en la que podemos disfrutar del tardeo o de las tapas más informales.

Este año, las terrazas se alzan como los espacios preferidos para reunirse, y Berlanga cuenta con dos: una de cara al parque, en la fachada principal del local, recientemente renovada y ampliada; y otra más recogida, en la entrada trasera del local, que da a la calle Lope de Rueda (a la altura del número 60). Ambas, climatizadas todo el año y perfectas para diferentes perfiles: parejas, grupos de amigos, comidas de negocios y familias al completo.

Ya se disfrute dentro o fuera, su repertorio culinario, que se nutre de la despensa mediterránea e incluye ciertas concesiones al casticismo, encaja a la perfección con los paladares clásicos de la zona. Es un espacio idóneo para el aperitivo o, como dicen los valencianos, una picaeta: esgarrat con bacalao desmigado (de berenjena, cebolla y pimiento rojo); pa amb oli de sobrasada de Ses Salines, chistorra de Arbizu, rabas de calamar de potera, etc.

Su oferta arrocera cuenta con varias opciones: negro, a banda, del senyoret, de salmonetes y ajos tiernos o rossejat Berlanga –elaborado con el caldo y las carnes del cocido de los martes–, entre otros. Los fines de semana, la estrella absoluta es la paella valenciana. Se ofrecen también platos castizos, como las croquetas de jamón, el caldo de cocido y su ropa vieja (especiada con curry casero) y carnes como la carrillera de ternera o las chuletillas de lechal empanadas.

La carta de vinos apuesta por bodegas pequeñas, quizás poco conocidas pero que cuentan con grandes vinos y, referencias más conocidas dirigida a los menos atrevidos; además, recorre las principales denominaciones de origen españolas e incluye champagnes, vinos italianos, franceses y argentinos.

De 20 horas a cierre, cuando Madrid se lanza al tardeo, opera una carta sencilla, a base de tapas, raciones y medias raciones para compartir. También aquí un producto de máxima calidad reivindica su origen levantino: directos de la lonja de Burriana (Castellón) llegan salmonetes, boquerones, sepionets y clóchinas –preciados mejillones valencianos, más pequeños que los normales y de sabor más intenso–. Otros grandes éxitos de la casa ideales para la noche son la ensalada de tomate pelado y aromatizado con tomillo, las rabas de calamar, las croquetas (de jamón, merluza, gambas y espinacas…), la ensaladilla rusa, las anchoas mariposa de País Vasco, etc. Y, para los más carnívoros, hay varios pinchos, como el de su famoso steak tartar –con carne de calidad extra cortada a cuchillo y aliño clásico– o el de sobrasada mallorquina con huevito de codorniz.

La carta de bebidas, con el mismo nivel de protagonismo en esta franja horaria, incluye una cuidada selección de cervezas, vermús, finos y generosos, además de gin-tonics y cócteles clásicos bien preparados, eje de las típicas tertulias en torno a la mesa a las que tanto se presta el restaurante Berlanga.

Si además, eres cinéfilo, da una vuelta por el local y explora sus paredes.

Berlanga es un imprescindible que no deberías perderte.

restauranteberlanga.com