El chef de origen chileno Pablo Fernández presenta en Madrid su restaurante NoDrama, un concepto fresco de cocina de autor que bebe de diferentes culturas gastronómicas del mundo.

La originalidad de la propuesta radica en que los platos cambian completamente cada seis meses. Declarado detractor del inmovilismo, Fernández propone una carta y un menú degustación en los que ofrece una cocina única, construida mediante toques galos, asiáticos, nikkeis..., países o estilos que le han marcado en sus viajes y que dejan su impronta en delicados platos, siempre basados en una despensa local y de temporada. Al chef no le gusta encasillarse ni como fusión, ni como vanguardia. Define su estilo más como una cocina de producto, en la que una materia prima de primera se combina de tal manera que consigue provocar y descubrir sabores nuevos.

NoDrama es un concepto altamente creativo de cocina de autor, enfocado a estimular los sentidos. El restaurante aúna –que no fusiona– diferentes cocinas del mundo y tiene como peculiaridad el cambio constante, fruto del tedio que le provoca la repetición de lo que ya domina. La carta cambia periódicamente, por propia iniciativa del chef –y por mantener a su equipo motivado, afirma– y por la necesidad de experimentar constantemente con nuevos sabores, técnicas e ingredientes. Entre estos últimos, cuenta con sus favoritos, casi fetiches: caviar, caza, trufa, huevo (siempre presente) en diferentes preparaciones, setas, etc. El resultado impacta en el paladar de forma muy elegante.

El local es luminoso y minimalista, vestido en tonos neutros, diseñado para dar todo el protagonismo al plato. La sala, con diez mesas y capacidad para 24 comensales, está presidida por una gran barra japonesa de neolit con vetas doradas tipo kintsugi, con cinco puestos y cocina vista, en la que el chef trabaja frente al comensal. La interactuación de Fernández con el cliente es uno de los pilares de su carácter: la presencia en sala, el trato cercano en las mesas.

La bodega cuenta con un total de 154 referencias, es una amplia pero estudiada selección de vinos –media docena por copas– que recorre las principales D.O. españolas además de las grandes zonas productoras del mundo. Están representados países como Nueva Zelanda, Chile, Sudáfrica, Argentina, Portugal, Austria, Francia, etc. Para terminar, también se ofrece una reducida carta de coctelería clásica, con predominancia de los básicos, a la que se suma un par de tragos más especiales, como el pisco sour de la casa y el ron con coco, menta y chocolate.

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